era su anatomía,
lo que lo dejaba perfecto
sus ojos tan abiertos, tan grandes
eran como la combinación perfecta
lunas y soles
soles y lunas
estrellas o galaxias.
Ella no sabia bien,
si precisar mas sus movimientos.
No sabia si bailar o parar.
Hasta que sus esencias se disolvieron
en un beso estrecho, lento
como una madrugada .
Ellos no sabían lo que hacían
pero les gustaba esa sensación.
Las luces del lugar titilaban,
ella veía en el ojos de venado
el veía en ella una niña pequeña.
Y ninguno de los dos se dio cuenta de lo que perdió.
Eso que se llama amistad.
Por dejarlo por un momento
de placer y frivolidad.
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